sábado, 7 de abril de 2018

PONGAMOS QUE HABLO DE MADRID

La música de esta canción es del guitarrista Antonio Sánchez y la letra de Joaquín Sabina que la incluyó en su segundo álbum «Malas compañías», publicado en 1980.

Joaquín Sabina definió esta canción como “una historia de amor y odio a una ciudad invivible pero insustituíble”. Y es que algunos versos dicen:

Las niñas ya no quieren ser princesas,
y a los niños les da por perseguir
el mar dentro de un vaso de ginebra,
pongamos que hablo de Madrid.

El sol es una estufa de butano,
la vida un metro a punto de partir,
hay una jeringuilla en el lavabo,
pongamos que hablo de Madrid.

Como vemos la letra constituye una feroz crítica hacia Madrid pero precisamente en esta crítica también reside la fuerza de la canción.

La versión más conocida no es de Sabina sino de Antonio Flores, en clave rockera, también del año 1980, con la que consiguió el número 1 en el programa de radio "Los 40 Principales" y la convirtió en una especie de himno oficioso de Madrid.
De aquí viene la confusión de mucha gente que piensa que Antonio Flores es el autor de esta canción.

En 1986, en el disco publicado en directo, con el grupo Viceversa, Sabina cambió el final de esta canción para rendir así su particular homenaje a la ciudad que le acogió y le adoptó como un madrileño más.

Así la última estrofa que decía:
“Cuando la muerte venga a visitarme,
que me lleven al sur, donde nací.
Aquí no queda sitio para nadie,
pongamos que hablo de Madrid.”

Fue cambiada por:
"Cuando la muerte venga a visitarme,
no me despiertes, déjame dormir,
aquí he vivido, aquí quiero quedarme,
pongamos que hablo de Madrid.”


El año 2006, fue elegida por la edición española de la revista Rolling Stone, como una de las doscientas mejores canciones del pop-rock español, tanto en la interpretación de Joaquín Sabina como en la versión de Antonio Flores.



El año 2010 en una votación realizada a través de Internet con la pregunta:

¿Cuál es la canción que para ti describe mejor la ciudad de Madrid?" resultó ganadora por abrumadora mayoría, «Pongamos que hablo de Madrid».

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